miércoles, 2 de febrero de 2011

Tulipan

Requerimientos


 Luz


No se considera un factor restrictivo, ya que para su óptimo desarrollo requiere un bajo nivel de iluminación.
El componente de color azul en las lámparas fluorescentes de luz blanca es indispensable para lograr una buena formación de la flor.
En zonas con alta incidencia lumínica y temperaturas altas se produce un adelantamiento de la floración en detrimento del largo de la vara, lo que se puede minimizar con el uso de sombreados.

Temperatura


Es una especie que resiste las bajas temperaturas, siendo sensible a condiciones de calor. Periodos con altas temperaturas producen una floración rápida con una altura deficiente.
La temperatura del suelo tiene incidencia directa sobre la duración del cultivo, se ha estimado que temperaturas entre 13-16ºC son óptimas para el desarrollo del tulipán. Sobre éstas incrementan la posibilidad de ataque de Fusarium oxysporum.


Humedad relativa


Requiere un nivel elevado de humedad, pero que supere el 85%, para evitar la incidencia de ataques fúngicos como Botrytis tulipae.
Ambientes con baja humedad provocan quemaduras en las hojas y pérdidas excesivas de agua en la planta que traen por resultados tallos marchitos y poco rígidos que disminuyen la calidad de la flor.
Se recomienda la colocación de una cubierta vegetal (paja, acículas de pino...) para mantener la humedad y disminuir las oscilaciones térmicas del suelo. También se puede adicionar una capa superficial de arena sobre las bancadas del cultivo para mantener la humedad del suelo.



Suelo


Aunque no es una especie exigente, le son favorables los suelos sueltos, mullidos y ricos en materia orgánica.
El pH ideal se sitúa entre 6.5 y 7.5, con una profundidad efectiva de 20 cm.
Hay que tener en cuenta que los tulipanes son muy sensibles a concentraciones demasiado elevadas de sal en el suelo.


           CULTIVO


 Plantación: 

 Primero se recomienda desinfectar los bulbos en una solución de Benomilo y Captan, para prevenir el ataque de Fusarium oxysporum, Rhizoctonia solani, Botrytis tulipae y Phytium sp; además de realizar una esterilización de suelo.
El cultivo se debe iniciar con la importación de los bulbos, normalmente con un tamaño 10/12, con una combinación de colores y precocidad.
Tendrá lugar en mesas de 25 cm de altura de un metro de ancho, con pasillos de 40-50 cm.
La densidad de plantación aproximada es de 100 bulbos/m2, aunque depende del cultivar, calibre y época de plantación.
Marco de plantación: los bulbos se plantan a 8 cm sobre la hilera y a 12.5 cm entre hileras, enterrándolos a unos 10 cm de profundidad, apretando bien la tierra para que no se formen bolsas de aire alrededor.
Época de plantación: debido a las técnicas de preparación y conservación de bulbos, la plantación de los bulbos de tulipán puede realizarse en diferentes momentos, dependiendo fundamentalmente de las condiciones climáticas.



Riego:
  
Se riegan frecuentemente hasta la floración; a partir de ese momento el riego debe ser moderado.
Se recomienda el riego localizado con 3 o 4 líneas portagoteros por mesa de plantación con emisores de 2 l/h, separados 30-40 cm entre sí. La cantidad de agua aportada puede reducirse una vez que se hayan formado las raíces.
El déficit hídrico puede originar que se formen las hojas antes que las raíces, lo cual favorece al aborto de los botones florales.


Abonado: 

 El nitrógeno provoca un excesivo desarrollo de las hojas en detrimento de la rigidez del tallo, la que es favorecida por potasio.
El exceso de N produce un desarrollo exagerado de las hojas en perjuicio de las flores, en el caso de la producción de flor cortada.
El tulipán es sobre todo exigente en K2O, pues el potasio mejora la síntesis y migración de los glúcidos hacia el bulbo y mejora la coloración de las flores.
El P2O5 favorece el crecimiento y evita los inconvenientes de un exceso de N.
Para el cultivo de bulbos normalmente se aplica el siguiente equilibrio: 1-0,5-2.
Se debe evitar en todo momento que el estiércol aportado esté fresco, ya que se incrementa el riesgo de contaminación de diversos hongos, especialmente Fusarium.
Abonado de fondo (por área).
Sulfato amónico: 2 kg
Superfosfato: 5 kg.
Sulfato de potasa: 2 kg.

Abonado de mantenimiento (por área)

Desarrollo de los bulbos: 2 g/l o 1 kg/área de 14-7-26, a partir de la primera hoja. Después de la "salida" de flor: nitrato potásico (2 g/l o 1 kg/área).
Forzado: poco o nada de fertilización (ocasionalmente 3 kg/área de 10-20-20 en la plantación, y un mes después, en el caso de los cultivos a partir de bulbos a 5ºC.
En fertirrigación se recomienda utilizar nitrato potásico (13-0-40) y fosfato monoamónico (12-61-0), a una dosis de 2 g/m2 dos veces a la semana, durante todo el ciclo de cultivo.
El exceso de abonado puede favorecer la aparición de puntos de hojas quemadas, reduciendo así la calidad de la flor.



Multiplicación:

El tulipán se renueva anualmente por bulbillos (pequeños bulbos que se desarrollan en la base del "viejo" bulbo), uno de los bulbillos toma mayor importancia, y el viejo bulbo se seca, siendo reemplazado por el nuevo. Se hable de bulbo de renovación anual.
La multiplicación se efectúa por separación de los bulbillos en el momento de la recolección (de 2 a 5 o más por bulbo). La multiplicación por semillas solo se realiza para obtener nuevos cultivares, que florecerán en 5 o 6 años.
La propagación comercial del tulipán está fundamentalmente en manos de los productores holandeses, debido por un lado es un elevado grado de tecnificación y por otro lado al tener las condiciones medioambientales adecuadas.

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